Una parte del Journal of the International Society of Sports Nutrition: «Las preguntas y preocupaciones relacionadas con la suplementación con creatina y el daño renal / disfunción renal son comunes. En términos de desinformación generalizada en el campo de la nutrición deportiva, la noción de que la suplementación con creatina conduce a daño renal / disfunción renal es quizás superada solo por el mito de que la suplementación con proteínas y la alta ingesta habitual de proteínas causan daño renal. Hoy, después de > 20 años de investigación que no demuestran efectos adversos de las dosis recomendadas de suplementos de creatina en la salud renal, desafortunadamente, esta preocupación persiste. Si bien se desconoce el origen, la conexión entre la suplementación con creatina y el daño renal / disfunción renal se remonta a dos cosas: una comprensión deficiente de la creatina y el metabolismo de la creatinina y un estudio de caso publicado en 1998. En el músculo esquelético, tanto la creatina como la PCr (fosfocreatina) se degradan de forma no enzimática a creatinina, que se exporta a la sangre y se excreta en la orina. Los riñones sanos filtran la creatinina, que de otro modo aumentaría en la sangre».
«Es prudente tener cuidado al ingerir cualquier suplemento dietético o medicamento. Los datos de la encuesta indican que el uso de suplementos de creatina oscila entre el 8 y el 74% en atletas y otras personas que hacen ejercicio (revisado en Rawson et al.). Incluso con una estimación baja del 8% de las personas que hacen ejercicio usando suplementos de creatina, esto indica miles de exposiciones a lo largo de varias décadas. Si el vínculo entre la suplementación con creatina y la salud renal fuera válido, habría un aumento esperado en el daño renal / disfunción renal en individuos de bajo riesgo (es decir, jóvenes, físicamente aptos, sanos) desde 1992 después de que Harris et al. publicaran su trabajo seminal. Después de casi 30 años de vigilancia posterior a la comercialización, miles de exposiciones y múltiples ensayos clínicos, no existe tal evidencia».
Para obtener más información, consulte jissn.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12970-021-00412-w
